La nueva importación desde EEUU: La ridiculez de los matones de Copyright
Hace casi dos años leí el libro de Naomi Klein No Logo, el cual ha sido señalado como El manifiesto anti globalización. Evidentemente, este rótulo es exagerado y nada original, pues de esta forma también ha sido señalada la obra Imperio de Hardt y Negri. Si me preguntaran a mí cuál es el equivalente al Manifiesto Comunista en el mundo de hoy, respondería que La Teoría del Poder Constituyente de Toni Negri.
Pero volvamos a No Logo, que, independientemente de si es o no el nuevo Manifiesto, es una obra de consulta obligatoria para entender por qué el nuevo enemigo ya no es el Estado, ni el Empleador, ni la Oligarquía, sino las Corporaciones.
En este libro, subtitulado El poder de las marcas, hay un capítulo bastante interesante titulado Los matones del Copyright, el cual pueden ustedes leer online en El Malpensante.
En éste, se denuncia las estrategias corporativas para inundar nuestro aire con marcas que nos asfixian, pero que, sin embargo, no podemos respirar, que no pueden ser apropiadas.
Naomi Klein cita el patético caso de ejecutivos que arruinan inocentes fiestas infantiles al interrumpir la celebración para recordarle al padre del cumpleañero que no está autorizado a usar el disfraz de Barney.
Siempre me pareció patético, siempre me pareció muy estadounidense, pero con la noticia que abajo transcribo y que aparece hoy en La República, me doy cuenta que se globalizan incluso hasta la estupidez.
Me imagino a los abogados de la prestante firma que con orgullo afirman que son los apoderados de la Warner en un caso de trademark and patent registration procedures, cuando en la realidad lo que hacen es enviar a la quiebra a personas que trataban de sobrevivir haciendo piñatas de Bugs Bunny en San Victorino.
Proceso judicial por venta pirata de los Looney Tunes
Colprensa, 26 de julio de 2005
Piolín, el canario de patas y cabeza desproporcionadas y el gato que siempre lo persigue, Silvestre; junto con el conejo de la suerte, Bugs Bunny; su compañero de andanzas, el Pato Lucas; el Demonio de Tazmania, el cerdo Porky, el siempre de malas Coyote y su evasiva presa, El Correcaminos; y los demás personajes conocidos como los Looney Tunes, pasarán del mundo de las caricaturas a ser protagonistas en los próximos días de un juicio penal en Bogotá y Cali.
El Juez 14 Penal del Circuito de Cali y el Juzgado 24 Penal del Circuito de Bogotá deberán determinar la responsabilidad de trece personas que se lucraron con las figuras de estos muñecos sin obtener los derechos de autor de sus titulares, Time Warner Entertainment Company L.P.La multinacional del entretenimiento los había creado en 1992 sobre representaciones previas de los dibujos animados con nuevas artes en texto y formato y los registró en la Oficina de Derechos de Autor de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.La Fiscalía acusó en Bogotá por defraudación a derechos de autor al gerente de Editorial Retina, Rafael Martín Álvarez; al subgerente de la misma empresa, Luis Gabriel Sanabria Fonseca; el representante legal de Chiquibotones Fotho Video Instant Buttons, Jorge Ignacio Ángel Díaz, y Ana Milena Ríos, Pedro María Martínez Echavarría, Aída Duque Pinila, Nelcy Amparo Cardozo Talero, Jairo Andrés Cifuentes, Sánchez Mónica Arteaga Londoño, Jaime Conde y Gilberto Jerez, propietarios de locales donde eran comercializados estos productos.Ocho de los acusados poseían puntos de venta en el sector de San Victorino donde comercializaban afiches, almanaques, botones y otros productos con las figuras de los Looney Tunes. El material ilegal lo obtenían de los talleres de Editorial Retina y Chiquibotones Fotho Video Instant Buttons en la capital del país, y Gráficas Harris de Cali.Incluso, los supuestos responsables distorsionaron la figura de Piolín creando dos personajes similares bautizados como Chukylin y Picolin, confirmó el equipo de investigadores del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) que adelantó la investigación.Los investigadores eligieron el mes de febrero de 2002 para los operativos. Recorrieron los puestos ambulantes del centro de Bogotá y luego de varios seguimientos se identificaron a los presuntos responsables. Después se programaron los allanamientos a los locales encontrando el material pirata listo para su venta.En Editorial Retina, la Fiscalía logró establecer que las impresiones piratas de los Looney Tunes se hacían desde el año 2000 y constituían el cinco por ciento del total de las publicaciones que salían de sus talleres. Según Martín Álvarez, el gerente de la editorial, los afiches eran comunes, se hacían por encargo de un comerciante que poseía locales en San Victorino y no estaba enterado que debía pagar derechos de autor para elaborarlos.La investigaciónEn los registros, los investigadores encontraron cuatro facturas en las que aparecían vendidos 11.229 afiches a Pedro María Martínez Echeverria, el comerciante a quien se refería el Gerente de Editorial Retina. Este hombre aportaba las planchas, los negativos y otros elementos para la impresión del material.Martínez Echeverria poseía tres locales en un centro comercial ubicado en la calle 15 con carrera 10 de la capital del país en los que se incautaron afiches y botones metálicos con figuras de Piolín, Bugs Bunny y el Monstruo de Tazmania. Según esta persona el material se los enviaban de Cali pero no recordó los nombres de sus proveedores.Cerca de allí, en la calle 13 con carrera 12, fueron allanados dos locales que condujeron nuevamente a Editorial Retina. El subgerente de esta empresa era el propietario de los establecimientos, aseguró Ana Milena Ríos, quien dijo haber sido contratada por este hombre para administrarlos y vender los afiches encontrados en el lugar.En el local de Aída Duque Pinilla, ubicado en la calle 15 con carrera 10, fueron encontrados los afiches de Chukylin, un personaje que deformaba la figura original de Piolín. Según la mujer, los carteles eran evitados de Cali de la empresa Gráficas y Papelería Harris. Después se logró identificar al autor del personaje, Freddy Alexander Guerra, quien los elaboraba en la capital del Valle y los enviaba a Bogotá para ser registrados.Los afiches del otro personaje deformado de Piolín, denominado Picolín, fueron encontrados en una bodega ubicada en la Avenida 1 de Mayo con carrera 58. El material estaba listo para ser enviado a las ciudades de Barranquilla y Cúcuta. El lugar era manejado por Gilberto Jerez, quien aseguró que la idea del muñeco “se me vino de la cabeza” y negó haber copiado la figura del personaje de los Looney Tunes.Jorge Ignacio Ángel Díaz, representante legal de Chiquibotones Fotho Video Instant Buttons, también imprimía por encargo las figuras piratas de los personajes de la Time Warner en camisetas, botones publicitarios y pocillos.LegislaciónDerechos de autorLos derechos de autor se derivan de la propiedad intelectual y busca la protección de los productos del ingenio humano. No protege las ideas sino la expresión de estas creaciones en forma literaria, artística o científica. El tema es contemplado por el Código Civil, la Ley 23 de 1982, la Ley 44 de 1993, el Convenio de Berna, el tratado de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (Ompi), y los acuerdos con la Adpic y la Organización Mundial de Comercio (OMC).
P.S. Mi nuevo blog, para nada anónimo, es : http://cermeno.blogspot.com